Uno de los muchos defectos que tengo, es que actúo y después pregunto. Así fue como me apunté a la carrera “Vuelta al Aneto” de 55 killómetros con 3.650 desnivel positivo.
Me lo propusieron en Enero. Y acepté sin dudarlo, ya que me encontraba física y mentalmente muy fuerte, y pensaba que podría con todo.
A medida que pasaban los días, la euforia iba pasando y la realidad se me presentaba con toda su crudeza: entreno, entreno y más entreno. Así que “lie” a unos amigos para que me acompañaran. Qué buena gente, y que fáciles son de ¡liar! No lo dudaron. Y se apuntaron con la condición de que empezaríamos y acabaríamos juntos toda la carrera.
¡Me alegre muchísimo! Son buenos amigos con los que comparto muchos entrenos y buenos momentos.
Mi objetivo era: primero acabar la carrera, y segundo ir a un ritmo donde ellos no tuvieran que esperarme demasiado je je je je.
Pasé 3 meses entrenando duro. A esas alturas, ya sabía que Sito, mi marido, no podría acompañarnos, ya que estaba convaleciente de una operación en el pie. Sería la primera carrera larga en la que no participábamos juntos, y esto me presionaba un poco más.
Llego el día.
7 am. Benasque, 800 corredores. Niebla, frío, nervios, ristas, fotos. Cuenta Atrás: Salida.
No hay vuelta atrás. Salimos corriendo dirección al cielo. Planeamos unos 10 Kilómetros. El grupo es compacto. Todos hablamos, reímos y nos vamos adelantando unos a los otros. Es divertido, y sin darnos cuenta, llegamos al primer avituallamiento: el Refugio de la Renclusa, después de 3’30 horas. Comemos, bebemos, reponemos todo lo que nos hace falta, ya que el segundo avituallamiento, no lo tenemos hasta 6 horas aproximadamente, y tenemos que ser autosuficientes hasta entonces.
El sol vence a la niebla, y aparece para presentarnos la realidad del terreno del Pirineo Aragonés: PIEDRAS. Piedras y bloques gigantes de piedras que nos hacen ir muy despacio.
Son las 6 horas más complicadas de la carrera. Llegamos al Coll de Salenques, después de haber flanqueado, saltado, trepado miles y miles de piedras enormes. Estamos contentísimos por haberlo superado. La sorpresa es cuando vemos el descenso. ¡Nooooo! ¡¡¡Es mucho más complicado!!! Tenemos cuerdas que nos “ayudan” a bajar, pero el terreno es muy inestable y la pendiente muy pronunciada. Y además las piernas empiezan a estar cargadas.
Con más o menos dificultad, y con alguna caída, conseguimos bajar. Nos quedaban todavía dos horas hasta el segundo Refugio, el de Llauset, para comer y beber. Sabemos que allí nos espera Sito. Lo añoramos, pero sobretodo, lo necesitamos. Es un gran conocedor de la zona, ha estado en infinidad de ocasiones, y sus gritos y sus anécdotas nos hacen mucha falta.
Después de 9 horas en carrera, llegamos al segundo avituallamiento, y Sito nos viene a recibir. ¡¡¡Qué alegría!!! Nos da la sensación de ver a un amigo que hacía años que no veíamos. ¡¡¡Ahora SI que ya estamos todos!!!!
Reponemos fuerzas: caldito, fruta, sándwich, más caldito, más fruta, más sándwich,…
Nos quedan dos horas más para el próximo Refugio-avituallamiento. ¡Ya queda menos! Después de estas 9 horas, ¿qué significan dos más? Pensábamos que esto era ya pan comido,… cuando OTRA VEZ aparecen bloques, bloques y masa bloques de piedra con un desnivel importante. Subimos al Pico de Ballibierna. Mejor no mirar hacia arriba. Bajar la vista y fijar la vista en los pies y ¡¡¡a tirar!!! Al cabo de una hora el camino se ensancha y desaparecen los bloques de piedras. ¡¡¡Podemos correr!!! ¡Además es cuesta abajo!
¡El paisaje es precioso! Abetos, ríos, riachuelos, flores silvestres, edelweiss…y así llegamos al tercer Refugio-Avituallamiento (Coronas). Llevamos 11 horas en carrera.
Repetimos ritual: comer, beber, rellenar agua, fruta, y ahora algún que otro Ibuprofeno.
Estamos contentos, porque ya se acaba. Hemos recorrido tres cuartas partes de carrera. ¡Estamos en el tramo final! ¡Pues no! Nos comentan que tenemos que subir a un pico más (unas dos horas subiendo) y una vez arriba, todo bajada, hasta Benasque, ¡¡¡dos horas más!!!!
Aquí Manel nos abandona por problemas digestivos. Nos deja un poco tocados. Pero no podemos rendirnos. Entrené mucho, sacrifiqué horas de sueño, horas de estar con la familia,… no podía renunciar. Así que,… ¡¡¡arriba!!!
Paso a paso la montaña se nos iba agachando, agachando,… paso a paso nos acercábamos al último pico y… ¡voila! Llegamos. Control de dorsal,… y a Benasque. Solo nos quedaba los últimos 12 Kms de la bajada pero,… ¡¡¡por Dios!!! Lo peor de la carrera. No había sufrido tanto bajando en toda mi vida. Anochecía y mis cuádriceps en cada paso me recordaban la dureza de la carrera y las horas transcurridas.
Pero sabía que:
- Paso a paso me acercaba a la meta.
- Paso a paso oíamos ruidos más cercanos a la civilización.
- Paso a paso veíamos más cercanas las luces de la ciudad.
- Paso a paso nos acercábamos al arco de llegada y…..
- Paso a paso lo cruzamos 15h 41m más tarde.
Ha sido una experiencia inolvidable, dura y Mágica. Te enseña a confiar en ti y en estrechar lazos con amigos, que en estas alturas y circunstancias son tu apoyo y seguridad.
Cruzar el arco de meta juntos lo recordaré siempre.
¡¡¡Gracias TBT (Trail Bonus Track)!!!
Gracias Sito por levantarme siempre que he caído y creer en mí. No podría haber pasado el Arco sin ti.
Una respuesta a “Vuelta al Aneto by Montse Urbea”